jueves, 2 de agosto de 2012

El lado obscuro de la economía y el ciclo político: el caso de México



Nuevamente una gran controversia rodea el ciclo político mexicano. No sólo las irregularidades en las elecciones son resultado de prácticas añejas del sistema político mexicano. Desde luego, asociadas estrechamente con los códigos de conducta del PRI, aunque también ha permeado al resto de los partidos políticos. Más allá de que este comportamiento se vuelto más especializado con el paso del tiempo. Llama la atención el conjunto de factores que han viciado la elección. Rescato solamente tres de los más reelvantes:

  • El papel innegable de los medios de comunicación como factor clave del proceso electoral. Considérese el caso del sesgo de las encuestas, su falta de transparencia y los códigos éticos en el manejo de la información, además de los contratos de marketing y su influencia para promover campañas políticas. Se aduce en este último punto que las ganancias de las empresas de televisión fue sustancialmente menor a causa de la reforma federal electoral y su efecto en la transmisión de spots políticos. Sin embargo, los canales de colusión y de ganancia avanzan por otras vias. Apostando a ganancias futuras vinculadas a la estructura de competencia en el sector de comunicaciones en México.  
  • Los nuevos canales de coacción y compra del voto, que influyeron principalmente en las mesas electorales (casillas) de las zonas rurales, principalmente en estados gobernados por el PRI. En este punto, sin duda el efecto de la abstención del voto o el papel de los indecisos fue determinante para que el PRI obtuviese la mayoria: más de 18 millones de votos, alcanzándose, por otra parte, cifras históricas de participación (aunque también esto merece un análisis aparte por el tipo de inconsistencias y las debilidades de las reglas de la actual ley electoral, que permitió un abuso en las zonas grises de esta legislación por parte del PRI).
  • El tercero muy vinculado al anterior, tiene que ver con el problema actual que vive México en relación al papel del crimen organizado y el uso de una amplia gama de herramientas y mecanismos que alimentan su negocio ―que en el mundo equivale a alrededor a 390 mil millones de dólares, según datos recientes. El impacto de estos grupos en la economía mexicana ha venido creciendo fuertemente y el gobierno mexicano ha mostrado una estrategia muy acotada, todavia, para combatir financieramente a estos grupos. En este sentido, se señalaba, anterior a la elección, del riesgo de que el crimen organizado influyese en el resultado de la misma. Así pues, es muy importante no dejar de mencionar los ingresos asociados a actividades ilicitas, principalmente, que se registran en el renglón de errores y omisiones de la Balanza de Pagos en México durante el primer trimestre del año. En el gráfico adjunto más abajo se puede observar la evolución de estos recursos y su relación con el ciclo político mexicano (las marcas en rojo en el gráfico equivalen a los periodos recientes de elecciones presidenciales en México). A reserva de observar los datos más recientes del segundo trimestre de este año, se puede apreciar que nunca en la historia del país se había alcanzado la cifra de 14 mil millones de dólares en una etapa previa a un ciclo electoral . Esta cifra equivale, para situarnos, al costo de los juegos olimpicos de Londres (2012) o al monto de recortes que espera la Troika (el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea) se lleve acabo en Grecia durante 2013 y 2014..
Los puntos anteriores, enmarcan un triunfo cuestionado de Enrique Peña Nieto por parte de la izquierda y un amplio segmento de jovenes, entre ellos, los pertenecientes al movimiento Yosoy132.

Desde luego, algunos analistas y especialistas señalan dice que la democracia es imperfecta, y que en el caso de México el ejercicio electoral más reciente, a pesar de los vicios mencionados, goza de un buen estado de salud, aunque debe seguir mejorándose. A reserva de que el organo federal electoral resuelva entorno al resultado de la elección, se debe seguir con atención estos temas y tener claro que la calidad de la democracia trasciende el ejercicio del voto.



               Evolución trimestral Balanza de Pagos México: renglón de errores y omisiones




Fuente: Madrueño (2012) con datos de Banco de México (http://www.banxico.org.mx/estadisticas/index.html)

 

sábado, 21 de julio de 2012

Frases de la clase política (y académica) del siglo XXI: a propósito de la crisis en Europa


“Rusia no es Grecia”    (Wladimir Putin, Premier Ministro Ruso, marzo 2010)
“Francia no es Grecia”  (Christine Lagarde, Directora del FMI, mayo 2010)
“Portugal no es Grecia, España no es Grecia”   (Jean-Claude-Trichtet, Presidente del Banco      Central  Europeo, mayo 2010)
“España no es Grecia, pero Grecia está donde está debido a una politica como la de Zapatero en España” 
                                      (Mariano Rajoy, Lider Oposición España, mayo 2010)
“Hungría no está en la misma situación que Grecia”       (Olli Rehn, Comisario asuntos esconómicos y monetarios UE, junio 2010)
“Hungría evidentemente no es Grecia”     (Gyötgy Matolcsy (Ministro de Economía Hungaro, junio 2010)
“España no es ni Irlanda ni Portugal”   (Elena Salgado, ministra de Finanzas de España, noviembre 2010)
Ni España, ni Portugal, son Irlanda”    (Angel Gurría, Secretario general de la OCDE, noviembre 2010).
“Irlanda no es Grecia”                    (Angela Merkel, Canciller Alemana, noviembre 2010)
“Grecia no es Irlanda”             (Giorgos Papakonstantinou, Ministro de Finanzas Griego, noviembre 2010)
“Irlanda no está en territorio griego”, (Brian Lenihan, Ministro de finanzas irlandés, noviembre 2010)
“Irlanda no es Grecia”                                  (Michael Noonan, Ministro de Finanzas Irlandes, junio 2011)
“Francia no es Grecia ni tampoco Italia”   (Barry Eichengreen, profesor de economía EE.UU. Agosto 2011)
“Italia no es Grecia”                                     (Silvio Berlusconi, Primer ministro italiano, octubre 2011)
“Austria no es Grecia”                                 (Karlheinz Kopf, lider de fracción del Partido Popular austriaco)
“Portugal no es Grecia ni tampoco lo será”        (Antonio Saraiva, Confederación Empresarial de Portugal, febrero 2012)
“España no es Grecia”                                  (Richard Youngs, director del Think Tank FRIDE en Madrid, mayo 2012)
“Portugal no es Grecia”                               (Pedro Passos Coelho, primer ministro de Portugal, junio 2012)
“Italia no es España”                                    (Ed Parker, Fitch MD, junio 2012)
"Grecia no es Argentina"                             (Yiannis Stournaras, Ministro de Competencia Griego, julio 2012)
“Alemania no es Zimbabue”                       (Paul Casson, gestor del fondo Henderson Global Investors, junio 2012)
“España no es Uganda”                               (Mariano Rajoy, junio 2012)
“Uganda no quiere ser España”                  (Asuman Kiying, Ministro de exteriores de Uganda, junio 2012)



Süddeutschen Zeitung Magazin (núm 29 [20 juli 2012])

viernes, 20 de julio de 2012

Reflexiones sobre la agenda del desarrollo post-2015: ¿qué viene después?


Recientemente la UNICEF organizó un debate acerca de los Objetivos del Milenio (ODM), que están a punto de expirar, y cuáles son o deben ser las perspectivas sobre la agenda de desarrollo para después de 2015. Para ello reunió a tres especialistas con perspectivas diferentes: Naila Kabeer, profesora de la School of Oriental and African Studies; Amina Az-Zubair, ex asistente especial del presidente de Nigeria en materia de los ODM; y Claire Melamed, especialista del Overseas Development Institute (ODI) para temas de pobreza, crecimiento y desigualdad. El vídeo resulta interesante…


viernes, 29 de junio de 2012

México: ¿es posible un giro neo-keynesiano y un nuevo arreglo institucional?


Al menos dos grandes temas giran entorno a lo que se juega México en las próximas elecciones, que se llevarán a cabo el próximo fin de semana. Uno, el proyecto de nación para los próximos años y dos, posiblemente el más importante, el mensaje y los incentivos que desean transmitirse a una sociedad fuertemente polarizada (aspecto venido a más desde hace tiempo y agudizado de cara a las últimas elecciones presidenciales).

Es bien sabido que aproximarse a la realidad mexicana es un tema complejo por la cantidad de aristas que contiene. El cúmulo de (des)información y verdades a medias que se han vertido en las campañas ―por parte de partidos políticos, medios de comunicación, etc.― sobre lo que ha sido el país y hacia dónde debe encaminarse refleja ese monstruo de intereses y complicidades que no contribuye a dar claridad a una buena parte del electorado escéptico (y con razón) de su clase política ―de ahí la irrupción del movimiento yosoy132. (Como ejemplo de ello, véanse los argumentos esgrimidos por CastañedaAguilar Camín y la réplica de Zepeda Patterson).

En todo este marco, el elector mexicano ―en la etapa de transición democrática― se ha visto presionado por los medios masivos de comunicación y partidos políticos de centro y derecha para optar entre dos opciones: una, que le permita seguir gozando de sus libertades individuales y otra, que significa coartarlas regresando a etapas que han quedado algo lejanas para un grueso de la sociedad mexicana. En términos prácticos ésto dista mucho de ser así, no sólo por ser un discurso ambiguo, sino porque la dinámica de cambio institucional (formal) en la que ha entrado el país desde hace décadas hace muy dificil revertir esa tendencia. En este sentido, el que la izquierda llegase a ganar las elecciones a presidente de la república implicaría abrir la puerta a un cambio de incentivos dentro de la estrategia de política económica a nivel macroeconómico; aspecto que no es menor. Esto es, permitir que el Estado juegue un papel más activo a partir de políticas contracíclicas, que en el caso mexicano ―y está ampliamente documentado― se han mantenido ausentes. Esto ayudaría ―sin que resulte fácil― a dinamizar la actividad productiva doméstica basándose en un nuevo modelo de desarrollo territorial; abriéndo la oportunidad a que otros actores de la sociedad se beneficien de ese proceso.

La experiencia de los últimos años muestra que lo anterior no ha sido así por distintos motivos. Tres muy importantes: la fuerte concentración económica, la ausencia de una intermediación financiera orientada a fortalecer el mercado interno, y una buena coordinación y complementación entre las diferentes estructuras de gobierno. Esto hace que en un entorno de corrupción, impunidad, bajos niveles de educación y fuerte economía informal, los beneficiarios sean los grupos que han venido concentrando cada vez más el poder económico, lo que explica el crecimiento de la desigualdad en el país. La consecuencia más clara ―y más allá de lo que se argumente en contra― es que el país en los últimos 30 años, si se descuenta la tasa de crecimiento poblacional, no ha crecido, situándola en la parte baja en términos de crecimiento dentro de la región latinoamericana. Este dato sin duda es relevante dado el potencial de crecimiento del país: de un 6 por ciento.

Desde luego, lo expuesto no se puede desligar del juego de incentivos y reglas que fija la sociedad. Grandes segmentos de población han aprendido a generar riqueza y a vivir “alejados” de una clase política que no los representa. Esto explica, en buena medida, el boom de la economía informal, pero también el de actividades vinculadas al crimen organizado, que se ha beneficiado, a su vez, de los grandes niveles de desempleo y falta de oportunidades para los jovenes ―aunque claro en ésto intervienen otros factores.

Así pues, la fotografía previa a las elecciones muestra al partido gobernante (PAN) ciertamente desgastado por los resultados de gobierno de los últimos 12 años. Principalmente, en términos de coherencia de políticas que le han impedido crear consensos en puntos clave de política económica, así como “dominar” a los actores económicos que le permitieron arribar a esa posición. No obstante, aún sigue gozando de buena parte de simpatizantes, no sólo porque todavia representa a una sociedad conservadora sino porque supone contrarrestar, por un lado, a una izquierda que muchas veces no ha sabido hacer buen gobierno en algunas entidades, y por otro lado, es la antítesis de ésta en el discurso doctrinal. 

La izquierda (PRD, PT y MC) por su parte, es la única fuerza política que representa a nivel agregado un cambio. Sigue contando con un fuerte capital social que ve todavia con agrado al líder de este movimiento (López Obrador), pero más aún a los personajes que figurarían en el gabinete de gobierno. A pesar de ello, muestra dos grandes limitaciones: uno, no ser una opción de izquierda más fresca y creíble para las necesidades de un México todavia muy joven (en términos poblaciones) y dos, muy ligada con la anterior, la deficiencia de cuadros de gobierno y el arraigo de ciertas prácticas políticas del viejo México. A pesar de ello, es el único grupo que ha planteado un compromiso de combate frontal a la corrupción, así como establecer un sistema fiscal progresivo.

Por su parte, el partido hegemónico por excelencia (el PRI) busca de igual forma retomar un mayor control del Estado en la vida pública, sólo que lo hace mostrando sistemáticamente sus prácticas más enraizadas, que alguna vez lo alejaron del poder presidencial. En este sentido, si bien ofrece un combate a la pobreza, no plantea un combate directo a la desigualdad económica. De tal forma que las bases de su proyecto de nación no transcurren necesariamente por modificar de fondo el arreglo institucional vigente (aunque no deja de ser interesante la estrategia fiscal que promovería). Aun así, mantiene la preferencia efectiva, según las encuestas, como resultado de su fuerte trabajo en una amplia base social ―en cierta forma cooptada― pero también porque en el imaginario colectivo está la idea de que es el único partido que puede traer nuevamente la seguridad a las calles (véase Der Spiegel 25/6/12).

La elección la decidirá el porcentaje de indecisos. Aunque esto también es un tema de debate (véase las opiniones de Crespo, Bartra y Dussel). En términos llanos la abstención del voto y el voto nulo, creo, termina favoreciendo más al PRI.

Este ejercicio democrático deja muchas enseñanzas no sólo a nivel nacional. La única combinación en el siglo XXI para revertir los excesos del capitalismo, que se sirve de la pobreza y la desigualdad ―cuando el Estado se repliega o lo repliegan―, es mediante la recuperación paulatina del papel del Estado en la vida pública, pero también a través de una acción creíble que lleve a modificar los incentivos y el arreglo institucional en la sociedad hacia un entorno más armónico y sustentable. El binomio Estado social y participación ciudadana ―como fuente fiscalizadora del primero― es el camino más corto y eficaz para alcanzar sociedades más justas. Véamos qué decide la sociedad mexicana…



jueves, 21 de junio de 2012

El G20 y la conferencia de Rio+20 sobre Desarrollo Sostenible



Expectativas                       Esperanzas 

(Süddeutsche Zeitung, 21/jun/2012)

Declaración G-20 (reunión Los Cabos, México)

Conferencia Rio + 20 (Rio, Brasil, 20 Jun 2012 - 22 Jun 2012)


martes, 19 de junio de 2012

Viviendo con menos de 99 céntimos de dólar al dia: La economía de los pobres



El reciente libro Poor Economics: A Radical Rethinking of the Way to Fight Global Poverty o su versión en castellano: Repensar la pobreza. Un giro radical en la lucha contra la desigualdad global es uno de los textos que mayor impacto está teniendo en la comunidad inmersa en el desarrollo . De él se han vertido generosos comentarios por parte de diversos académicos de prestigio (Amartya Sen, Robert Solow), y medios de amplia divulgación (The Economist, The Guardia, El País), por citar algunos (véase sitio web).

Lo relevante de este estudio, además de su fuerte contenido empírico, que le da amplio soporte a los argumentos desarrollados en el mismo, es que representa una visión muy de moda dentro de los economistas del desarrollo, y que tiene que ver con las Randomized Controlled Trials (RCTs) o Pruebas Controladas Aleatoriamente. Las cuales son experimentos que estudian la respuesta de grupos de individuos de una misma población ante la aplicación de diferentes intervenciones o programas de política pública ―cuya técnica se desprende de experímentos utilizados en la investigación médica.

Los autores del libro, Abhijit Banerjee (India) y Esther Duflo (Francia) son profesores del MIT, así como fundadores del Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab (J-PAL) (año 2003), una red de académicos en todo el mundo centrada en realizar evaluaciones aleatorias (Randomized Evaluations), y que buscan dar respuesta, de forma científica, a cuestionamientos centrales que forman parte de los esfuerzos de reducción de la pobreza en el ámbito internacional.

Los principales argumentos de los autores descansan en el análisis de las regiones y países más pobres del planeta (de ahí el nombre del libro), que concentran la mayoria de las personas en dicha condición, lo que equivale a subsistir con 16 rupias al día (36 céntimos de dólar estadounideses) o 99 céntimos de dólar en términos de paridad del poder de compra ―que permite comparar el poder adquisitivo de distintos países (ver gráfico). Así pues, se da respuesta a cuestionamientos vinculados a la existencia de diferentes trampas de la pobreza. Entre ellas: la basada en la falta de alimentos; los impedimentos que hacen que los pobres no inviertan no inviertan más en salud, teniendo la oportunidad de hacerlo; o bien, el papel de las creencias en la determinación de una mejor calidad de vida de las personas de escasos ingresos, entre otros. 



Este trabajo destaca dos grandes temas: en la primera parte se destaca el juego de incentivos, información incompleta o creencias que son un lastre para mejorar la salud, la educación y, en general, la calidad de vida de los pobres. En este sentido, se adopta una perspectiva más a partir del individuo.

En la segunda parte, se resalta el peso de la calidad de las instituciones y derivado de ello, las redes humanas que teje este colectivo para protegerse ante dificultades del entorno y la proclividad al riesgo al que están constantemente expuestos. Lo anterior, en cierto modo llega a ser contraproducente, ya que ha influido para alejarlos de otros esquemas de protección social y de integración productiva y financiera. De ahí que se entienda el desarrollo limitado que todavia experimentan los microcréditos como un escalón de financiación de empresas de mayor tamaño; lo que impide, por otra parte, ayudar a dinamizar la financiación productiva de los países en desarrollo.

Dentro de esta segunda vertiente institucional, los autores resaltan la importancia de los matices y los detalles dentro del estudio de las instituciones, una vez que esto puede ayudar a mejorar el funcionamiento de las mismas, a pesar de estar situados en entornos muy negativos. Este hecho es valioso para a contrarrestar el problema de las tres “ies”: ideología, ignorancia e inercia, que hacen que muchos programas implementados en materia de ayuda al desarrollo se mantengan activos, a pesar de estar muy distantes del respaldo social, especialmente de la población objetivo de la ayuda.

Los autores consideran que revertir los retos institucionales mediante un trabajo detallado y bien consensuado es la mejor vía para un desarrollo eficaz, sin tener que esperar a que surjan grandes revoluciones transformadoras.

No obstante el éxito del libro, y desde luego, la innegable riqueza empírica que lo nutre, se le han achacado algunas críticas. Una de ellas es la falta de una teoría detrás. En este sentido, es cierto que, a pesar de plantear el debate más reciente sobre la economía política del desarrollo, se presentan argumentos novedosos cuando, en buena medida, han sido fruto de la rica literatura de los teóricos (clásicos) del desarrollo. En todo caso, sí que es relevante el hecho de que se subraye la ausencia de respuestas universales para combatir la pobreza ―lo que da realce a las particulariedades nacionales. Se puede añadir otro cuestionamiento: el componente ético de algunas de las Pruebas Controladas Aleatoriamente descritas en el libro, cuyo tema a suscitado gran debate y creo debe seguir siéndolo, sobre todo, para los especialistas del desarrollo...


                             Abhijit Banerjee y Esther Duflo 

miércoles, 13 de junio de 2012

La ayuda al desarrollo en España: a la baja


Uno de los efectos más desafortunados de la actual crisis económica que cimbra a España es la reducción de sus presupuestos de Ayuda Oficial al Desarrollo. Lo anterior afecta, sin duda, un gran esfuerzo de la cooperación española que, a pesar de tener relativamente una breve experiencia como donante internacional, se había venido colocando como uno de los paises más dinámicos ―en términos de volúmen y esfuerzo, es decir, cantidad de ayuda respecto de su riqueza nacional― dentro de los países de donantes que conforman el Comíte de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OECD ―que es el principal órgano de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en temas de cooperación al desarrollo, y que agrupa a 34 países.

Lo anterior está implicando, de acuerdo con datos recientes, alejarse de la meta que se había fijado el Estado español para 2015, que es destinar el anhelado 0,7% del PIB a la ayuda al desarrollo. De esta forma, se ha presentado una reducción del apoyo a los países en desarrollo, que en 2010 equivalía a 0.43% del PIB español y en 2012 representa sólo el 0.23%. (véase la nota de El País 12/06/2012)

Esto supone también, posiblemente, una restructuración de sus prioridades de ayuda, que la llevarían a concentrar sus esfuerzos más en Latinoamérica (véase liga)

Para una visión más amplia del tema, veáse el informe reciente publicado por el Real Instituto Elcano.


viernes, 8 de junio de 2012

¿En qué punto nos encontramos dentro de la batalla contra la pobreza global?: La visión de los economistas de la India


Recientemente la sección sobre desarrollo del periodico The Guardian (creada en 2010, y financiada, en buena medida, por la Fundación Bill y Melinda Gates) reunió a dos de los expertos más reputados en materia de desarrollo para hablar sobre cuál ha sido la historia del combate a la pobreza en la última década, así como cuál debería perfilarse como el sustituto de los Objetivos del Milenio (MDG) después del 2012. Los especialistas convocados provienentes de la India, son dos figuras importantes aunque difieren un poco en su enfoque sobre el desarrollo: Jayati Ghosh es profesora de economía de la Jawaharlal Nehru University en Nueva Delhi, mientras que Abhijit Banerjee es profesor del Massachusetts Institute of Technology y uno de los autores del afamado libro Poor Economics (pronto hablaremos sobre este libro). Además participaron Sarah Boseley, editora del Guardian's health; y Mark Tran, reportero sobre temas de desarrollo global.

Se pusieron muchos temas interesantes sobre la mesa, principalmente, las implicaciones del anuncio reciente del Banco Mundial en materia de reducción de la pobreza, de acuerdo con sus estimaciones, y que resalta el logro de reducción de esa meta a la mitad en el año 2010 ―a pesar de que mil millones de personas seguirán viviendo en condiciones de pobreza para 2015 (véase primera entrada de este blog). Vale la pena señalar, pues, las principales visiones planteadas en este debate. Lo cual resulta pertinente de cara a las siguientes entradas que haremos en este mismo blog (hay muchos puntos que resaltar). De esta forma, los argumentos planteados se pueden agrupar en los siguientes puntos:

Combate a la pobreza:
(a)  Para Jayati Ghosh se destacan tres metas de los MDG, en su primer objetivo, esto es, pobreza de ingreso, empleo y nutrición, de las cuales, las dos últimas han experimentado un franco deterioro: existen más personas hambrientas, en tanto que el empleo vulnerable ha aumentado; y lo que es peor el empleo decente no ha crecido. Para Ghosh en una visión macro ―y a fin de dar ciertas pautas que den luz al tema―, los países que más han contribuido a reducir la pobreza de ingreso son aquellos que han diversificado sus fuentes de empleo y que han logrado moverse de los empleos de bajo valor añadido. En el caso de Abhijit Banerjee ―basándose en las conclusiones del libro Poor Economics―, defiende la idea de la no existencia de una sóla receta que combata a la pobreza, y que haciendo bien la serie de pequeñas cosas se puede conseguir algo. Por ejemplo, existen pautas para el éxito: a mejor calidad de la educación de un persona, mejor su calidad de vida en el futuro. Esto no quita, desde luego, peso a otros factores que han surgido, esencialmente, a la incertidumbre y los aspectos imprevisibles. Para Banerjee, el caso de China, ejemplifica lo anterior, ya que su “modelo” no se puede replicar, y es inexplicable a la luz de la teoría económica ortodoxa.

Papel de la Ayuda Internacional:
(b) Ghosh considera que el papel de la ayuda no es muy importante, ya que el mejor desempeño de los países en desarrollo se ha dado en aquellos que dependen menos de la ayuda (en este sentido se acerca más al enfoque de Dambisa Moyo de dar más peso al comercio y a la menor dependencia de la ayuda como elemento “liberador” de los pueblos). Banerjee asume la posición contraria, ya que, para él, la ayuda promueve la generación de soluciones consensuadas y de inclusión, además de que tiene un potencial de innovación importante, que no debe ser minimizado.

El papel del Estado:
(c)  Banerjee subraya que, a pesar de lo planteado anteriormente, la razón de la reducción de la pobreza proviene básicamente de lo sucedido en China e India (esto es, la fuerte expansión económica de la que han gozado). Ghosh considera que el papel del Estado es relevante y no es cierto que sea una incognita la evolución de China en los últimos 25 años. Las fuertes tasas de inversión (en torno al 42 y 45%) explican en buena medida tasas de crecimiento arriba del ocho por ciento en este país (un símil del modelo dual de A. Lewis). Las preguntas para ella son: ¿qué sucede con los paises que no pueden imprimir esta dinámica? y ¿es realmente recomendable tener un tipo de crecimiento de este tipo? La réplica de Benerjee a este punto se centra en resaltar que es una incognita saber cuál es la formula para que un país de bajos ingresos, como China, sea tan eficaz en su sistema impositivo, y así financiar tasas de inversión de tan alto nivel; aspecto que no han podido lograr otros países como Brasil. De ahí lo especial e irrepetible del caso chino.

Países de Renta Media:
(d) Ghosh y Banerjee concuerdan en que uno de los grandes retos para el desarrollo de países de rentas medias ―donde vive la mayor parte de gente pobre en el mundo― es hacer viable la opción de que importantes segmentos de población empleados por cuenta propia ―en sectores agricolas y no agrícolas― tengan acceso a crédito, infraestructura, condiciones decentes de empleo, etc. En el caso de Ghosh, no obstante, la respuesta no pasa por soluciones tecnocráticas, se necesita un paquete completo de mayor acceso a información y tecnología, de la mano de la mejora de las estructuras sociales y políticas. Banerjee, por su parte, disiente, ya que en su mirada la solución tecnocrática no es incompatible, sobre todo en apectos muy especificos (apoya en este sentido, la identificación biométrica para transferir recursos a los más pobres), y ve menos factible cambios de gran calado.

Escenario post 2015:
(e) Ghosh considera que debe ponerse el énfasis en seguridad alimentaria y empleo. Los dos grandes perdedores de la estrategia de desarrollo (en el primer objetivo del que se ha hablado), y que emergen como las dos grandes preocupaciones del mundo en desarrollo. Benerjee, está de acuerdo, aunque para él seguridad alimentaria no debe ser el término sino todo lo que involucra la nutrición infantil, además del tema de agua potable.