Dambisa
Moyo, famosa economista de Zambia, discipula de Paul Collier en Oxford, y con
estudios, también, en administración pública en Harvard, es hoy dia la mujer
más renombrada en estudios del desarrollo, principalmente por su polémico libro,
ya un Bestseller, denominado: Dead Aid: Why Aid Is Not Working and How There Is a Better Way for Africa (Ayuda Muerta:
¿Por qué no funciona y cómo encontrar un mejor camino para África). Esto le
ha supuesto un largo periplo por centros académicos y medios de comunicación en
todo el mundo, en buena medida por su talante mediático.
Recientemente,
visitó México invitada por Ciudad de las Ideas, organización ciudadana que reune regularmente a intelectuales de
renombre, para entablar un dialogo con uno de los dos empresarios mexicanos cuyas empresas
controlan la televisión de México (las dos empresas llegan, aproximadamente, a 93
% de los hogares mexicanos). La intervención de Moyo se enfocó en lo que ha venido
siendo su caballo de batalla, es decir, enfatizar la necesidad de cancelar la ayuda al desarrollo (más no
la ayuda humanitaria), básicamente, por los
siguientes motivos: (i) han sido un factor detonante de fuertes procesos
inflacionarios de países en desarrollo, principalmente en África, (ii) ha dado
pie a una carga muy fuerte de deuda pública, en buena medida impagable, (iii) contribuye
a destruir planta productiva y el pacto fiscal, afectando en especial al sector
exportador, y, sobre todo (iv) distorsiona la conducta y los incentivos de los individuos,
llevándolos a una suerte de autoconvencimiento de que son incapaces de
desarrollar sus economías por ellos mismos. El punto favorable para Moyo es que
el mundo está cambiando, y la trampa de
liquidez a la que se encamina Europa abrirá las puertas a nuevas
oportunidades para los países en desarrollo, no sólo porque los mayores paises
donantes (EE.UU. y Europa) terminarán acudiendo a las nuevas economías
emergentes (China, India etc.) en busca de recursos financieros, sino porque cerrar
el grifo a politicas que han motivado los grandes males de los países más
pobres (guerra, corrupción, pobreza, enfermedad) es un gran incentivo para
modificar el comportamiento de las personas. Lo que significaría permitirles
aspirar a mejores niveles de vida mediante el comercio, la inversión y la
generación de infraestructura, tal como lo han hecho China e India, entre
otros, que han demostrado que sin ayuda es posible salir adelante.
Hasta
aquí, el argumento de Moyo no es nuevo, forma parte del enfoque neo-liberal
surgido en los años setenta del siglo XX con autores como Bauer, Krueger, Friedman,
entre otros, que ven en la ayuda externa un componente negativo para la
operación del libre del mercado, que es, finalmente, el motor del desarrollo. Lo
cierto es que la forma de presentar sus argumentos, el estilo que adopta Moyo y
los puntos de desacuerdo con Jeffrey Sachs –ex director del UN Millennium Project y asesor especial de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas-, le
han valido un lugar en la polémica sobre la necesidad o no de dar ayuda para el
desarrollo: el denominado debate Sachs-Moyo-Easterly.
Este
debate confronta básicamente dos ideas: La primera, defendida por Sachs, señala
que la ayuda, a pesar de tener problemas
que deben corregirse, sigue siendo muy valiosa para muchos paises en desarrollo,
al ser un catalizador para detonar procesos de inversión, que de otra forma no se
tendrían, dadas sus desventajas estructurales, principalmente geográficas. La segunda idea,
defendida por Easterly y ahora también por Moyo, indica, tal como hemos visto, el aspecto negativo de la
ayuda en el crecimiento y el desarrollo, llevándola, prácticamente, a convertirse
en un mito que hay que desterrar.
Y la pregunta es ¿y quién tiene razón? Sin duda, es importante, intentar tejer más fino para dar claridad a este asunto…
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